Por: MARCOS
Buenos días, quiero que sepáis que tengo un problema. (Silencio, mira al público). Es cierto no os engaño. He venido hasta aquí par haceros reír y no se si es el mejor día, ya que estoy triste (silencio). Si si tristísimo, tengo el corazón como una pasa, pequeño y arrugado (silencio, se mira la entrepierna, mira al público). El corazón…
Antes de entrar aquí he visto un perro abandonado. ¡Como es posible que alguien tenga tanta poca vergüenza de hacer algo así!.
En casa tenemos un perro que se llama Paco. Para mi es como un hermano, para mis padres como un hijo, para mi hermana como otro hermano. Es uno más de la familia. En navidad lo sentamos en la mesa y brinda con nosotros, aunque no tolera demasiado el alcohol, a los cinco sorbos se pone tonto y hace tonterías.
Aun recuerdo la boda de mi hermana, Paco también vino, lo vestimos con un traje precioso, era el perro mas guapo de todos, aunque al sexto trago le dio por hacer un striptease, la perra de mi abuela, Candy, una marilín pija y malcriada (cara de asco) se puso como loca. El resto os lo podéis imaginar. A los nueve meses eramos familia numerosa menos uno. (silencio mira al público) si si menos uno. Mi hermana tuvo gemelos y Candy ocho cachorros. De ahí lo de familia numerosa. Pero también tuvimos que enterrar a mi abuela del disgusto que le dio, una perrita con pedigrí inmaculada y virgen había sido deshonrada por un grifón callejero – Paco- golfo y perrugeriego. ¡Y a mucha honra digo yo!. Ser perrugeriego no es ninguna deshonra, al contrario, hay que tener un sexapil especial, mover la cola con estilo (gestos) y saber tratar la retaguardia de una perra con respeto (gestos de galope). Así es mi Paco (mira al cielo y dice:)¡¡ MACHOTE!!.
Por eso no puedo entender como alguien puede abandonar un animal, si alguno de vosotros tiene perro habrá comprobado que llegues como llegues a casa el perro siempre te mueve la cola y se tumba para que le rasques la barriga. Y si no se la rascas porque estas cabreado no pasa nada sigue contento. En cambio por ejemplo eso mi mujer no lo hace. Si llego contento sus reacciones pueden ser muy variadas. Sobretodo si estamos en esa maravillosa semana premenstrual tan famosa y anecdótica, que cuando acaba nos juramos estar preparados para el próximo mes y cuando empieza nos pilla siempre por bragas y caemos como abejas en la miel sin darnos cuenta. – Ríe ríe, seguro que te lo has pasado de coña por ahí. – por ahí donde. – Pues no se por ahí. – Cariño es martes, casa trabajo, trabajo casa. –No se que día es ni me importa. Pero muy contento vienes. – No pretenderás que me amargue en el trabajo. –pues un poco de seriedad no te vendría mal. A ver si te van a despedir por gracioso y a ver quien paga la hipoteca. – Joder joder joder. Si lo se llego cabreado. – Si claro cabreado para que discutamos, ya no me quieres. – Si te quiero cariño. –No. – Que si. –Que no. Que si. – Si? Cuanto?. – (No veas la preguntita) Mmmm, miras a tu alrededor y dices, el punto mas lejano y desconocido para ti. -¡hasta la plancha!. Y ahí si que la has cagao. (silencio)
De todas formas eso es otro tema que ahora no viene a cuento.
Estamos hablando de perros. En concreto de mi perro Paco. Pues bien, he de reconocer que a pesar de lo cuidados que le damos. Paco pasa de todo, nos quiere mucho pero pasa de todo, sobretodo en la época de celo. Es como si se transformase y la jerarquía familiar se la pasase por el forro. Es decir, el rollo este de que Paco es como un hemano para mi o como un hijo para mis padres, el perro parece que no lo ha entendido demasiado bien. Debe ser que el incesto es algo natural en su cultura perruna. Me parece muy bien que paco sea perrugeriego, pero perrugeriego aficionado a incestividad no tanto. Cuando está cachondo no duda en abrazarse con fureza a mi pierna derecha y culearla hasta quedar exhausto. Y yo por mas que lo sacuda no hay manera el perro sigue ahí gimiendo como un macaco. Lo mismo hace con mi hermana, sobre todo si tiene la regla, y con mi padre ya se desfoga, no veas como se pega a su pierna, y como el hombre ya no está para muchos trotes pues tiene que esperar hasta que Paco se cansa, es una imagen preciosa ver a mi padre de pie junto al sofá intentando sentarse mientras Paco le culea la pierna y le babea la rodilla con frenesí. Eso si que es amor, eso si que es pasion. En cambio a mi madre nunca se le acerca porque siempre le duele la cabeza. Es curioso. Luego dicen que los perros son tontos.
Pues no lo son. Son muy listos, y nos quieren, y nunca nos abandonarían por que si algo tienen muy claro es que la fidelidad de un amigo es para toda la vida. Aunque ese es también otro tema…
Para: Publicalpha.com
